martes, 26 de abril de 2016

Lo que te hace grande





Esta canción puede referirse a cualquier persona, no la considero una canción didáctica o de auto-ayuda, pero si muy sugerente. ¿Que es lo que te hace grande? 

Puede que lo que te haga grande es el poder resistir una tormenta o el superar aquello que se te ha hecho grande, puede que sea el haber sido capaz de no superarlo. Puede que eso que te hace grande no entienda de cómo y porqué. "tal vez lo que me hace grande es tenerte delante otra vez". Hay algo que te hace grande, pero no se lo que es. "No se lo que te hace grande, no entiendo de cómo y porqué" Y ciertamente es verdad. Se que eres grande, pero no soy capaz de entenderlo. Se que soy grande, pero tampoco lo entiendo.

Al hablar de la Gran Historia se esclarece un poco ésto. Puede que salgamos de la lectura de "grandeza" de la canción, pero no salimos del hecho de que eres grande. Y no, la respuesta no es "eres grande porque participas de la Gran Historia" y tampoco comparto aquella afirmación de la canción "tal vez lo que te hace grande no entienda de cómo y porqué", creo que lo entiende totalmente. No eres grande por tus virtudes o tus características, por tus pocos defectos o tus acciones acertadas... Lo que te hace grande es la Grandeza. Eres grande porque eres tú, tal y como eres, tal y como has aparecido en este mundo. 

No eres un esclavo de la historia. La historia es un reflejo de tu vida y de la de los otros, personas que son ellas mismas y viven desde ellas mismas. La Gran Historia se escribe desde personas sin caretas, desde la autenticidad, desde el ser grandes. 

La verdad, no se lo que te hace grande, a lo mejor no es difícil de ver, puede que solo necesite mirarte.


martes, 1 de marzo de 2016

Hablar sin voz



A toda historia le precede una hoja en blanco, el primer momento es siempre de incertidumbre, desconcierto, pregunta. Esto sucede en todas las historias inventadas que algún día se escribirán pero es que en la Gran Historia pasa algo parecido, antes de que se escriba ha pasado por otra historia muy concreta. Una historia íntima, personal. El protagonista principal de esta historia es siempre el mismo, pero esta historia pertenece a la humanidad.

Toda acción significativa que ha participado positivamente en la Gran Historia ha pasado por este desfiladero. Es más, ha hecho de esta semilla un gran roble. Hablo de la oración. Cualquiera puede preguntar ¿qué tiene que ver la oración con La Gran Historia? diría que es su camerino, su trastienda o los bastidores. Creo que es eso que permite que la Gran Historia deje de ser un concepto para que sea una vivencia. Desde la oración uno puede descubrirse a sí mismo sin apariencias y así vivir aquello para lo que vive. Sin resquebrajamientos interiores.

No nos engañemos, en la oración no se nos propone pequeñas misiones para completar. La manera de transformar la historia es más sutil. La Gran Historia se construye a base de protagonistas dispuestos a vivir su vida con sinceridad, que beben de la gran fuente y dejan traslucir su agua cristalina. Personas que han encontrado lo que nunca hubiesen podido buscar y que ahora, maravillados, no quieren abandonarlo.

La gran Historia es fruto de un gran diálogo entre cada uno de nosotros y Dios, un dialogo silencioso, contemplativo o reflexivo. Un diálogo sembrado en el silencio apacible. Es aquí donde la admiración se supera a sí misma y crece, donde lo translúcido se vuelve opaco y aún así deja pasar más la luz. ¿Cuantos diálogos así habrán habido a lo largo de los siglos? deben de ser infinitos y los seguirá habiendo porque "todo el que es de la verdad escucha mi voz".

Para llevar adelante la Gran Historia necesitamos de este diálogo personal, solo así nuestra vida será nítida, esclarecedora. De esta manera hablaremos aunque no tengamos voz y desde algo tan simple como la propia vida haremos historia.

lunes, 22 de febrero de 2016

4º. Lo sorprendente de lo conocido

Ayer  me ocurrió algo muy extraño. No sé explicarlo del todo. Creía que ya me había acostumbrado a la vida en el bosque, que entre tantos sonidos no podía descubrir nada nuevo. Todo lo que en su día me asustó o me tenía intrigado como el ulular de una lechuza o el movimiento de las hojas ahora son sonidos familiares, sonidos casi omitidos, ni me asustan ni me impresionan.

Ayer, no sé porqué, mientras comía, me dio por escuchar a un jilguero que cantaba desde alguna parte. Escuchándolo cambió todo lo que veía. Aquello que eran siluetas de árboles se volvieron hojas y ramas, la hojarasca del suelo dejó de ser un manto presente para ser un montón de pequeñas partes de una gran alfombra. No sé decirlo de otra manera, ayer descubrí que "veía". No hacía otra cosa que ver.

Lo escribo porque no quiero olvidarme nunca de esta sensación. Ayer descubrí que todo lo que me rodea, me rodea de manera completa. Me di cuenta de porqué un biólogo puede dedicar 8 años de su vida a estudiar la estructura de un ala de una abeja, o un pintor relajarse ante una montaña. Ayer aprendí a mirar de una manera especial. Podría decir que ayer contemplé una parte de lo que estaba viendo. Ojalá hoy pueda repetirlo.

Popotnik

martes, 2 de febrero de 2016

Los charcos de fango



Hay miradas que abarcan todo y miradas que se hacen desde los ojos cerrados. A veces mirar es difícil y ver es casi imposible. Vemos que en nuestra historia, en nuestro mundo hay traumas y males, no todo es maravilloso, el dolor en si mismo es un mal. La pregunta por el mal en el mundo no tiene una respuesta concreta, además, intentar contestarla es banalizar la pregunta. ¿Cómo encaja el mal en la Gran Historia? No tengo una respuesta certera. Es una historia pensada desde el principio, que sabe que acabará bien, pero que, por algún motivo, zigzaguea entre un charco de fango. Esta Gran Historia no es un cuento, ni siquiera un proyecto. Es una realidad que a veces, para intuir un buen final, parece que solo cabe imaginar una aparición mágica.

San Irineo habló de la recapitulación en la que Cristo "El nuevo Adán" reconduce al hombre hacia Dios y Dios, mediante él, ha restablecido su plan primogenio, original, de salvación para toda la humanidad. Para él esta recapitulación se da también a lo largo de nuestra historia, porque Cristo sigue presente en nuestros días como cabeza de la Iglesia por lo que la obra de salvación de Dios continúa aún hoy construyéndose.

Esta Visión es sorprendentemente llamativa. Es difícil explicar cada uno de nuestros dramas actuales y decir que en realidad se están recapitulando. Ha llovido mucho desde Irineo y la realidad no ha cambiado. Tenemos muchas novedades, más comodidades, más distracciones, más recursos... pero nos mantenemos en la misma realidad, la misma Gran Historia. Desconozco si la respuesta a los desastres y los males del mundo son comprensibles de alguna manera, pero hay algo de verdad en que si cerramos los ojos, si evitamos el dolor, sin querer ver lo que nos rodea, nos estamos encerrando en un mundo sin preguntas; un mundo sin respuestas.

jueves, 21 de enero de 2016

Eres precioso



La palabra precioso a simple vista no encaja en ningún sitio. No estamos acostumbrados a valorar algo sin compararlo con otra cosa. Esta palabra la hemos relegado a terminología general "materiales preciosos" y poco más, a veces se la dedicamos a algún paisaje, a una casa, a un cuadro... 

Hay quien tilda de cursi a todo aquel que emplea palabras alagadoras, muchas veces acierta. Pero hay que considerar también que la cursilería desaparece cuando la dosis de realidad es adecuada. Cuando con la palabra empleada se está expresando aquello que la realidad merece o dice de sí misma.

 Por esto decir aquí, "eres precioso" no es violentarte, ni es intimidarte. Es ser sincero, desde la honestidad. No eres precioso porque seas una gran persona o porque bajes la basura cada día o te acuerdes de tirar de la cadena. Lo que te hace precioso no es nada de eso. Tu precio no viene del compararte con otras personas. Eres precioso porque formas parte de tu propia historia y de La Gran Historia. Eres precioso porque todos tus agobios, sufrimientos, catástrofes, logros o anécdotas son las herramientas que pueden edificar la mejor de las historias, la vida. Esta no tiene porqué ser entusiasta o monótona. La Gran Historia me enseña esto, eres precioso porque eres Tú. Y solo seguirás el proyecto de la Gran Historia cuando entres en lo más profundo de ti, te olvides de quién quieres aparentar, y de verdad seas quien eres.

lunes, 11 de enero de 2016

Enfocando la mirada



Participar de una historia es muy diferente a vivir una historia. Cada una de las personas que hemos puesto nuestros pies en esta tierra tan variopinta somos una historia tan vital que es insustituible. Vivir no es cualquier cosa, en realidad es algo que no tiene precio. Me ha costado mucho descubrir esto, hay demasiadas vidas con traumas e infecciones, demasiados pesares sobre los que llorar y demasiados interrogantes abiertos. Es difícil descubrir que lo que hay son miradas desenfocadas, y elefantes contenidos con una simple estaca de madera. Nos atamos a necesidades que no lo son, nos encerramos en nosotros mismos y nos creamos el miedo a la oscuridad, intentamos abrir alguna ventana y su luz duele tanto que gritamos de rabia. Somos pequeñas cárceles esclavas de la propia monotonía, de la propia mirada empañada.

Y es que en la vida ningún escalón es un muro. Cada persona se puede enfrentar a las situaciones que se le presentan, porque es ahí donde encuentra lo esencial, donde caen todas las máscaras. Es como si estuviésemos protegidos por barandillas, somos libres porque siempre tenemos la posibilidad de escoger la opción más humana, más limpia. Esto es lo que nos sumerge en La Gran Historia, poder encarrilarla hacia su máxima perfección a partir de nuestra delicadeza, de nuestra constancia y de nuestras ganas de mejorar el mundo.

La manera de hacer esto puede ser simplemente vivir lo cotidiano. Vivirlo, no arrastrarlo. Solo así se puede entender lo extraordinario, porque lo extraordinario no es solo lo que está fuera de la rutina. Sino también lo que muestra la rutina desde un sentido nuevo, completo. 

Desde esta mirada todas las cosas se hacen nuevas. Los actos tienen un nuevo punto de vista, como mirados desde encima de una mesa, un sentido ya no solo desde la propia historia, sino también y sobretodo desde La Gran Historia.