jueves, 22 de octubre de 2015

Claro de Luna



Se dice que cuando falta la luna aún llega un poco de luz gracias al claro de venus o bien a alguna estrella que se deja conocer desde aquí. Mientras la tierra sea tierra nunca podremos estar del todo a oscuras, por lo menos involuntariamente.

La luz mas significativa nos llega de día, por la noche nos llega la menos esperada. Ese sol que no puede olvidarse de nosotros, ni siquiera cuando dormimos, da que pensar. Es esta luna el reflejo de aquello luminoso, gracias a esta luz hemos podido conocer cada uno de sus cráteres, de sus llanuras y desiertos. Mejor aún, gracias a su órbita a nuestro planeta hemos podido descubrir nuestro mundo desde otra visión, buhos y lechuzas o murciélagos. Una luz que no apaga la vida. La mantiene despierta.

Cuentan que Beethoven compuso su claro de luna para mostrarle la luna a una persona ciega. Puede que la única manera de hacerle intuir cómo es, sea desde la poesía o la música. Desde el arte. El arte tiene esa cualidad de hacer humano aquello que es simplemente masa. Somos capaces de ver siempre un poco más allá. Donde hay materia vemos formas, y donde hay formas vemos armonía. La belleza que va más allá de lo científico. Incluso vemos belleza en los colores o en los sonidos, ¿qué mejor manera de describir la luna que desde una canción?

El claro de luna, es una pequeña luz; luz tenue y brillante capaz de evitar golpes ocasionales, tropiezos involuntarios o de distinguir un rostro. Es una luz que nunca nos deja de orientar, que está y sigue. La Gran Historia me parece que sigue un poco este sendero. Un camino de maestros y discípulos, de guías y barreras caídas, de cuerdas y telarañas. Un camino de libertad en el que ante la luz podemos o bien dejarnos deslumbrar o bien resguardarnos. Hagamos lo que hagamos, cuando salgamos fuera veremos caer nuestros minúsculos mundos para vivir el único universo. La auténtica realidad. Es desde allí donde podremos disfrutar de los claros de luna e incluso de las noches nubladas. Es allí donde ya no necesitaremos la luz cosechada, porque sabremos qué es realmente la luz. Es allí donde descubriremos, incluso en la noche más oscura, que la belleza nos está esperando.

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